Salón Arcano

No eran estas las arenas de mis antepasados; ni la tierra de mi tierra, atravesada por las rocas, cortada por ríos y quebrada por las malas hierbas y las grietas.

Esta era una tierra estéril. Una tierra árida, sin figura ni forma. Ningún faro de luz en la oscuridad, no hay un bosque útil como refugio, no hay tierra firme para calmar mis pies, ni hay montañas en la distancia para marcar mi viaje.

Miré hacia arriba, pero no había estrellas en el cielo. Sólo el vacío infinito de la noche, que cubre el desierto en un velo enorme de una nada sin fin

Luego de esculpir en cera y coagular mi primer Baphomet de bronce en Seattle, Estados Unidos, en el 2010, con fines de exhibirlo en la Segunda Conferencia de Libros Esotéricos, pensé en hacer estas 4 copias en Australia. Antes de entregarlas a sus nuevos dueños pensé en hacerlas nacer de Huevos Alquímicos como parte de la performance de Teatro Ritual que estaba pensada para la presentación de mi segundo libro de Arte Alquímico, titulado ‘Coagula’ (publicado en Londres por Ed. Fulgur Limited). La intención era representar en el drama teatral el nacimiento del HermAfrodíta, pues el libro justamente explica eso.

Estos cuatro Baphometh de cera fueron consagrados con plantas sagradas afines a Mercurio: mejorana, hinojo, y valeriana preparada de forma espagírica. El Matrimonio Alquímico es frecuentemente representado en su forma más material por minerales, como el aspecto femenino, y plantas, como el aspecto masculino (sobre esto puede leerse en “Real Alchemy” de Bertlett). El bronce tiene un 93% de cobre, el metal/mineral que es atribuído a Venus/Afrodita, de modo que tomando como contraparte las plantas de Mercurio/Hermes, buscaba reíficar las cualidades HermAfroditas de los Baphometh.

Los huevos de yeso utilizados en la performance de Teatro Ritual eran ecos análogos a los huevos de yeso y arena utilizados en la fundición para obtener copias de bronce colado siguiendo el antiguo método de la cera perdida. Sin embargo, cuando los moldes fueron quebrados en la fundición, me horroricé al ver que mis cuatro Baphometh habían nacido desfigurados. Una cantidad de bultos arruinaban toda su superficie, algunos incluso en sus rostros. Aparentemente el problema surgio porque la mezcla de colada de bronce que esta fundición me dió tenía una composición inadecuada para mi método, que había funcionado perfectamente en Seattle, mi error había sido repetir todos los mismos procedimientos sin tener en cuenta las diferencias entre ambas aleaciones. Debido a esto todo el proceso salió mal.

Aquello que me enojo especialmente fue que, además de la obvia pérdida de tiempo, había realizado estas operaciones alquímicas muy específicas y sentí que había fracasado tanto a nivel mágico como alquímico y práctico.

Sin embargo, resultó que tres de las cuatro eran recuperable y dos de las personas que vivían conmigo tenían las herramientas eléctricas que necesitaba para trabajar el metal deforme. Con dedicado trabajo logré que volvieran a tener un aspecto ideal como para utilizarlas en la performance de Teatro Ritual; aún así, la sorpresa genuina llegó cuando las golpee para ver cuales eran sus tonos:

Debido a la notable resonancia de la primera que había hecho, yo ya había pensado en utilizarlas en conjunto como campanas para mi canción 'Ardhanarishvara-An' (la Diosa HermAfrodita de la India). Lo sorprendente es que cuando alinee los cuatro Baphomeths para utilizarlos como campanas, el resultado era que sonaban exáctaemente como las cuatro notas de la canción.

De no haber sido, en algún momento, mutantes, los Baphomeths hubieran sido bastante más consistentes e iguales entre sí, de modo que jamás habrían sido capaces de producir cuatro tonos tan distintos entre ellos.

La Diosa de todas las posibilidades
abrió sus piernas ante mí

Cantó la alegría del cuerpo
Y desató lo prohibido

Liberó la energía de los siglos
El fuego original

Destruyendo el pasado con belleza
Liberando la nueva vida con pasión

Liberó la luz encadenada
La luz en la oscuridad

Pocos sucesos son tan intensos como una mudanza.
Muchos cambios. Cambian la dirección, objetos, la energía de la casa. La vida cambia.
El comienzo ya se sabe. Cajas de libros. Valijas llenas de ropa de la que se usa todos los días y de la que es olvidada por años. Más cajas de libros.
En el living, los muebles de la nueva habitante miran a los ojos a los muebles de los dueños anteriores que, llenos de polvo, esperan su destino.
Todas las sillas del comedor se encuentran ocupadas. La escena es bastante estática. La lámpara se enciende y la silla vacía vuelve a la acción.
Una presencia extraña.
El miedo la inunda.
La casa se muda de dueños.

(texto por: Joaquín Aras)

Ser avanzado, con una capacidad de comunicación sensorial casi mágica, puedes sentir cuando caminan sobre tu piel la lectura energética que te hacen y como tus sentidos responden ante este llamado inconciente que nos hace la figura perfecta del universo… el caracol. Animal que vemos con desprecio y asco, olvidando que hacían parte de la vida de nuestros ancestros, en la salud, en la belleza, en las artes mágicas…. En esta foto podemos apreciar la hermosa fecundación de una pareja de caracoles, los espermatozoides pasan de uno a otro por el hilillo transparente.

Tanto es nuevo y sin peso.
Mar viento-violento vacio.
Floto en un aire de locura-intenso.
Descanso espacio rocoso envolvente.
Me alinea hasta que te vuelvo a ver

(texto por: Florencia Leone)

 La primera revelación de Hermes fue conocida en el antiguo Egipto como Toth, luego en la antigua Grecia devino Hermes, en la tradición nórdica alemana como Wotan, en la mitología Nórdica de los Países Bajos fue Odín y en la alquimia fue llamado Mercurius. En los tiempos Helénicos surgió una amalgama de Hermes y Toth bajo la figura enigmática de Hermes Trimegistus ('Hermes, el tres veces grande'), que se transformó en el patrón y maestro de todas las artes y de la alquimia. Hermes fue el Dios principal de las antiguas religiones mistéricas e iniciáticas, mediador entre el mundo visible y el invisible. También representado como Psicopompo ('guía de las almas'), él transportaba  y acompañaba a las almas hacia el Inframundo para permitirles un viaje seguro. En la psicología de Carl Gustav Jung, el Psicopompo fue visto como el mediador entre el ámbito de lo conciente y lo inconciente.

Durante un proceso de Alta Espagiria, utilizando mercurio, tuve la grata sorpresa de presenciar la vegetación del oro en una matriz adecuada; todo el proceso sucedió a temperatura fría. Fue maravilloso poder presenciar todo ello, pues pude ver todos los cambios de color del metal: al comienzo era una capa plateada, luego viró hacia los colores de un pavo real, luego el tono se volvió rosado, finalmente este color dorado.

Ábrete a la sabiduría ancestral que forma parte de ti…
Dulces hadas, háblenme de ternura.

(Texto por: Karen Woodley)

"Yo los he visto, grandes campos bañados con la blancura del alba; lagos azules, yo me he bañado en nuestras olas y que cada caricia del aire riente me haya hecho sonreir es lo que no me cansaré de repetirte, Natanael. Te enseñaré el fervor."
(André Ginde, Los alimentos terrestres)

A veces, en este punto entre dos intensidades, dos posibilidades radicales que se enfrentan entre sí en singularidad ... Me vuelvo

un mata-móscas. una nube.
un paralítico que corre en sueños
una canción desgastada

derrotar a la ola de fuerzas dentro de mí
o que me permitas derrotar tus mareas

y cuando veo esa epifanía. el gusto por lo sublime de la gracia
Me retirare, no con lágrimas
pero con prisa.

Era un poco más de la media noche y la ciudad estaba extrañamente silenciosa, no se escuchaba un ruido, ni siquiera el viento que en la madrugada ruge, cuando se desliza por el corredor que se forma entre los árboles y el muro que encierra el parque. Nada, todo paralizado por un instante como en una fotografía.  El panorama fue cambiando mientras un rayo de luz lentamente lo abarcó todo, y el viento volvió a rugir, y en el umbral de la calle apareció una figura misteriosa, que quería fluir clandestinamente pero su gigantez no se lo permitía,  era delgada y sombría, no inspiraba miedo, caminaba con pasos lentos pero seguros. Tenía que seguirla, porque con cada paso que daba, dejaba un halo de luz del que brotaban destellos, que se convertían en gotas de cristal. ¿Quién era ese gigante, que traspasaba avenidas, giraba en las esquinas, atravesaba puentes y parques, y solo se detuvo frente a una inmensa caverna a la madrugada?  Era El Guardián,  que cuando llegó a su destino, abrió sus brazos y quedó petrificado, para permanecer allí, en la eternidad

El viento cambió,
las fuerzas que rigen se quitan el disfraz,
no hay palabras humanas
el sonido fluye en el infinito y en la roca.
Colores nacientes en la oscuridad
otra luz está llegando,
no ilumina el jardín de los hombres,
es la sustancia que late detrás.

"Sospecho que no hubo un Dios del Mar, como tampoco un Dios del Sol;
ambos conceptos son ajenos a mentes primitivas. Hubo el mar y hubo
Poseidón, que era también el mar. Mucho después vendrían
las teogonías y Homero…" (J.L. Borges)

Los dioses, los antiguos dioses…

Antiguamente el mundo estaba habitado por dioses, por entidades, por criaturas espirituales que animaban los ríos y las piedras, los bosques, los caminos, seres que estaban en contacto con nosotros. Basta acercarse a la Odisea, al Mahabarata, a Las mil y una noches, para encontrar el registro que los hombres dejaron de aquellos tiempos no tan lejanos.

Luego llegó el Dios único, Dios celoso, que devino en causa y destino de todo lo que es, Dios que estando en todas las cosas, no puede aprehenderse en ninguna.

Dios que significó, según los místicos del monoteísmo, el gran salto a lo abstracto, a un principio universal y omnipresente y feroz.

Los infinitos dioses y espíritus que habitaban el orbe, debieron entonces volverse invisibles, esconderse, refugiarse en los límites del mundo. Nuestros ojos se acostumbraron, y sin embargo ellos siguen aquí, y a veces podemos oír su murmullo, sentir su respiración ligera, a veces podemos verlos en los sueños, en la niebla, y en las orillas perdidas del día.

Vive en harmonía con la Naturaleza. ¡Hijo de la tierra! Porque ella te deslumbra con su belleza. También te nutre. Pero por sobre todas las cosas, te enseña.

Un ser del aire con estandartes solares bebe su poción entre sedas petaláceas.

Al son de alas agitadas al viento, esta mágica danza se repite sobre vergeles arcoíris que cubren nuestra Tierra, siendo responsable de casi todo lo que encontrarás sobre tu mesa.

Desde la oscuridad del humus, y por obra de la voluntad poderosa de las ocultas raíces, nace una flor que, con delicados pétalos, corona con supremacía la vida vegetal, vida destilada en el néctar a través de la alquimia de la Tierra.

Osiris lanzó su poderoso rayo hacia la noche de la tierra. Rayo que se vio materializado a través de enmarañadas raíces, que ascendieron al cielo para producir la coronación. Y allí la savia transformóse en néctar de vida, transmutando a lo sutil lo que era bruto.

Al llamado de la fuente de vida, acuden aladas danzarinas venusinas que, bebiendo, realizan su propia alquimia, donde el néctar de la vegacorona se transforma en la miel eterna, destinada al tesoro de palacios hexágonos.

¡Hijo de la Tierra! ¡Nacido del Humus! Camina el sendero de la Naturaleza, y a través de tu práctica harás brotar el néctar divino, que te hará deseable a los dioses y te permitirá morar entre ellos en la Eternidad.

¡Estate atento, peregrino! El viaje hacia la corona que es tu centro puede estar atravesado por numerosas espinas.

Persiste, viajero! Y así de la piedra brotará la miel, y residirás en la Luz Infinita.

Realizarás tu Alquimia.

Esplendor y caida de la substancia que se abre paso en el caos, dando lugar otra vez la semilla del comienzo; sístoles y diástoles, contracciones y expansiones; nada es reiteración del ciclo, la diferenciación reina por sobre todas las cosas, la armonía mutable.

Simultaneidad.

(Texto por Julian Moguillansky + Ume Zeeb)

Bien invisible, movimiento necesario y Soplo. Conjunción vacía: el hombre. Él comprende la vida pues ve, los inteligibles y lo sensible. Sin el ver no hay vida. Si nadie lo viera al hombre, tampoco él viviría. Intelecto, soplo y alma: no le son ajenos. Ni incomprensible ni inefable. Conjunción o separación en mixto eterno. Ojo. Un humo de la circunferencia sin centro espiracoidal de las esferas en cadena. Pontífices. Para nuestra visión de lo viviente. El espectro del color. Lux como disolvente universal. Recolección de las lluvias.